Catamarán Binave, botado en 1918 en el Puerto de Bilbao
 Catamarán Binave, en el puerto de Bilbao, botado en 1918

 

 

@Francisco A. González Redondo Profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad Complutense de Madrid, ha crecido en el seno de una familia llena de amor por la ciencia. Ya su padre divulgaba las «figuras científicas» en libros y revistas nacionales y, entre estas figuras, se encuentra la de Leonardo Torres Quevedo. Leonardo Torres Quevedo fue un ingeniero de caminos, matemático e inventor español de finales del siglo XIX y principios del XX. Nació el 28 de diciembre de 1852 en el valle de Iguña, Cantabria, y entre sus inventos se encuentran el Telekino, el primer teleférico para personas los dirigibles Astra-Torres, el catamarán moderno, el barco porta-dirigibles, el primer computador electromecánico y, como precursor de la actual Inteligencia Artificial, el Ajedrecista, autómata construido en 1912 que para Google constituye el primer juego de ordenador de la historia.

Emprendedor, genio universal de la matemática aplicada y de la ingeniería, pionero en muchas de sus disciplinas, #líder para sí mismo, líder intelectual, resuelve problemas de la humanidad de talla mundial. «La genialidad no se enseña, ni se educa» pero se pueden desarrollar competencias en liderazgo, comenta Francisco A. González. Todas las invenciones de Torres Quevedo fueron conocidas y, en menor medida, reconocidas en vida, pero la dimensión y relevancia de su alcance es lo que Francisco A. González investiga y da a conocer no solo difundiendo en el territorio español, sino publicando artículos en revistas de investigación internacionales, revistas indexadas que gozan de gran prestigio entre académicos y estudiosos. Gracias a estos trabajos sabemos hoy que el primer teleférico, por ejemplo, que consideraban los austríacos  y suizos que era suyo y databa de 1908, aparece recogido ya en las enciclopedias alemanas sobre transporte por cable recogen que se debe a Torres Quevedo, y que data de 1907.  También se ha mostrado cómo con sus diseños aeronáuticos, estableció los fundamentos para todos los dirigibles construidos en el s. XX. Análogamente, se ha conseguido demostrar que con su obra en el ámbito de la computación se convirtió en pionero mundial de la Informática.

González Redondo comenta que Torres y Quevedo tiene la característica marcada de la tranquilidad, cosa en la que difieren ambos. Frente a la hiperactividad de González Redondo, «Torres Quevedo no presenta su primera patente hasta que tiene casi 35 años». Como semejanzas entre ambos González Redondo apunta una crianza en un ambiente intelectual de amor a la ciencia. «Que la inspiración te pille trabajando«, nos comenta González, el contexto propicia el desarrollo, el esfuerzo es otra de las claves de camino hacia el éxito.

Otro de los temas en los que trabaja nuestro entrevistado, es el del registro simbólico del pensamiento matemático desde la Prehistoria, intentando superar algunos tópicos, heredados de los primeros prehistoriadores desde finales del siglo XIX, estudiando el pasado desde nuevas perspectivas que permitan entender y explicar el significado de esos registros simbólicos, que seguimos considerando “artísticos”, y su autoría, que tradicionalmente se ha atribuido a varones.

Desde esta nueva perspectiva se pueden analizar piezas del Paleolítico Superior africano como el hueso Lebombo (encontrado en Sudáfrica), que contiene 29 incisiones paralelas (podrían haber sido 30, porque el extremo está fracturado), y, sobre todo, el hueso Ishango, que tiene una decoración con incisiones análogas a las del Lebombo, pero agrupadas en tres columnas con un total de 60, 60 y 48 muescas respectivamente, que suman, en total, 168 marcas, es decir, 6 veces 28.

Este tipo de registro simbólico muy poco “artístico” podemos encontrarlo en las 15+15 incisiones de un metacarpo de cabra del estrato F de La Garma A (Cantabria). También puede destacarse cómo el Colgante de Enfer (Rebeuville, Francia) parece tener unas 60 (30×2) muescas en paralelo en sus bordes, o cómo el Colgante de Morín (Cantabria) está grabado con una serie armónica de ±30 muescas transversales en paralelo que contornean la pieza. Y es que, en general, los museos europeos conservan numerosas piezas con una decoración análoga, de en torno a 30 muescas, que carecen de sentido “artístico” … pero suponen más que plausibles manifestaciones de registro calendárico.

Entre estas piezas destacan los cuatro colgantes en hueso hioides de caballo encontrados por Breuil y Obermaier en el nivel solutrense del yacimiento de Altamira. Cuatro piezas, con ocho caras en total, preparadas por una persona que realizó un mismo tipo de muescas cortas, transversales y paralelas en los laterales. No todas las caras llegaron a decorarse, pero las que sí lo están muestran que se fueron haciendo de una en una en cada cara hasta completar en torno a 30 marcas antes de pasar a decorar la siguiente cara. Y cabe preguntarse, ¿qué varón del solutrense (o del siglo XXI) tendría en su mente un concepto representable en ocho subconceptos como unidades de expresión simbólica de en torno a 30 marcas? ¿Qué varón del Solutrense (o del siglo XXI) prepararía esas piezas e iría realizando ese registro?

Prever la fecha del nacimiento tras constatar el embarazo ha sido una cuestión capital para cualquier mujer, que, desde la comprobación de la primera falta, sabe que transcurrirán ocho meses y deberá estar atenta a los síntomas del parto, más aún lo sería para las mujeres nómadas de la Prehistoria, para las que podía ser una cuestión de vida o muerte. ¿Se concebirían, prepararían y decorarían los cuatro colgantes de Altamira para llevar ese recuento? ¿Habrán sido, efectivamente, las mujeres las primeras que, por pura necesidad vital, hayan registrado simbólicamente el pensamiento matemático en la Prehistoria? ¿Se encontrarán pronto nuevas piezas que zanjen la cuestión definitivamente?

Pues bien, esta es otra de las líneas de investigación que González Redondo, quien se formó como matemático en la Universidad de Cantabria, viene realizando desde hace más de veinte años con el título “Altamira es nombre de mujer … y Matemática, también”.

 

·       Francisco A. González Redondo Licenciado en CC. Matemáticas (Universidad de Cantabria), Especialista Universitario en Historia de la Matemática (UCM), Doctor en Filosofía (UCM), Doctor en Matemáticas (UPM). Profesor Titular de Historia de la Ciencia en la Facultad de Educación, de la Universidad Complutense de Madrid. Ha escrito/coordinado más de 20 libros y más de 200 artículos/capítulos de libro. Ha comisariado más de 70 exposiciones, participado en más de 120 programas de radio e impartido más de 350 conferencias y seminarios en Alemania, Dinamarca, España, Italia, México, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza.

Esperamos verte pronto en el Experto Universitario en Liderazgo Consciente en un mundo digitalizado. Entorno marítimo y aéreo. #liderazgoconsciente #mujeres #torresquevedo #digitalización #emprendimiento #internacional #geniouniversal #ciencia #inventions #universidadcantabria #complutense #humanity

 

Una nueva forma de Liderar, Hoy es Posible.

Buena Proa!

Catamarán Binave, botado en 1918 en el Puerto de Bilbao
 Catamarán Binave, en el puerto de Bilbao, botado en 1918

 

 

@Francisco A. González Redondo Profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad Complutense de Madrid, ha crecido en el seno de una familia llena de amor por la ciencia. Ya su padre divulgaba las «figuras científicas» en libros y revistas nacionales y, entre estas figuras, se encuentra la de Leonardo Torres Quevedo. Leonardo Torres Quevedo fue un ingeniero de caminos, matemático e inventor español de finales del siglo XIX y principios del XX. Nació el 28 de diciembre de 1852 en el valle de Iguña, Cantabria, y entre sus inventos se encuentran el Telekino, el primer teleférico para personas los dirigibles Astra-Torres, el catamarán moderno, el barco porta-dirigibles, el primer computador electromecánico y, como precursor de la actual Inteligencia Artificial, el Ajedrecista, autómata construido en 1912 que para Google constituye el primer juego de ordenador de la historia.

Emprendedor, genio universal de la matemática aplicada y de la ingeniería, pionero en muchas de sus disciplinas, #líder para sí mismo, líder intelectual, resuelve problemas de la humanidad de talla mundial. «La genialidad no se enseña, ni se educa» pero se pueden desarrollar competencias en liderazgo, comenta Francisco A. González. Todas las invenciones de Torres Quevedo fueron conocidas y, en menor medida, reconocidas en vida, pero la dimensión y relevancia de su alcance es lo que Francisco A. González investiga y da a conocer no solo difundiendo en el territorio español, sino publicando artículos en revistas de investigación internacionales, revistas indexadas que gozan de gran prestigio entre académicos y estudiosos. Gracias a estos trabajos sabemos hoy que el primer teleférico, por ejemplo, que consideraban los austríacos  y suizos que era suyo y databa de 1908, aparece recogido ya en las enciclopedias alemanas sobre transporte por cable recogen que se debe a Torres Quevedo, y que data de 1907.  También se ha mostrado cómo con sus diseños aeronáuticos, estableció los fundamentos para todos los dirigibles construidos en el s. XX. Análogamente, se ha conseguido demostrar que con su obra en el ámbito de la computación se convirtió en pionero mundial de la Informática.

González Redondo comenta que Torres y Quevedo tiene la característica marcada de la tranquilidad, cosa en la que difieren ambos. Frente a la hiperactividad de González Redondo, «Torres Quevedo no presenta su primera patente hasta que tiene casi 35 años». Como semejanzas entre ambos González Redondo apunta una crianza en un ambiente intelectual de amor a la ciencia. «Que la inspiración te pille trabajando«, nos comenta González, el contexto propicia el desarrollo, el esfuerzo es otra de las claves de camino hacia el éxito.

Otro de los temas en los que trabaja nuestro entrevistado, es el del registro simbólico del pensamiento matemático desde la Prehistoria, intentando superar algunos tópicos, heredados de los primeros prehistoriadores desde finales del siglo XIX, estudiando el pasado desde nuevas perspectivas que permitan entender y explicar el significado de esos registros simbólicos, que seguimos considerando “artísticos”, y su autoría, que tradicionalmente se ha atribuido a varones.

Desde esta nueva perspectiva se pueden analizar piezas del Paleolítico Superior africano como el hueso Lebombo (encontrado en Sudáfrica), que contiene 29 incisiones paralelas (podrían haber sido 30, porque el extremo está fracturado), y, sobre todo, el hueso Ishango, que tiene una decoración con incisiones análogas a las del Lebombo, pero agrupadas en tres columnas con un total de 60, 60 y 48 muescas respectivamente, que suman, en total, 168 marcas, es decir, 6 veces 28.

Este tipo de registro simbólico muy poco “artístico” podemos encontrarlo en las 15+15 incisiones de un metacarpo de cabra del estrato F de La Garma A (Cantabria). También puede destacarse cómo el Colgante de Enfer (Rebeuville, Francia) parece tener unas 60 (30×2) muescas en paralelo en sus bordes, o cómo el Colgante de Morín (Cantabria) está grabado con una serie armónica de ±30 muescas transversales en paralelo que contornean la pieza. Y es que, en general, los museos europeos conservan numerosas piezas con una decoración análoga, de en torno a 30 muescas, que carecen de sentido “artístico” … pero suponen más que plausibles manifestaciones de registro calendárico.

Entre estas piezas destacan los cuatro colgantes en hueso hioides de caballo encontrados por Breuil y Obermaier en el nivel solutrense del yacimiento de Altamira. Cuatro piezas, con ocho caras en total, preparadas por una persona que realizó un mismo tipo de muescas cortas, transversales y paralelas en los laterales. No todas las caras llegaron a decorarse, pero las que sí lo están muestran que se fueron haciendo de una en una en cada cara hasta completar en torno a 30 marcas antes de pasar a decorar la siguiente cara. Y cabe preguntarse, ¿qué varón del solutrense (o del siglo XXI) tendría en su mente un concepto representable en ocho subconceptos como unidades de expresión simbólica de en torno a 30 marcas? ¿Qué varón del Solutrense (o del siglo XXI) prepararía esas piezas e iría realizando ese registro?

Prever la fecha del nacimiento tras constatar el embarazo ha sido una cuestión capital para cualquier mujer, que, desde la comprobación de la primera falta, sabe que transcurrirán ocho meses y deberá estar atenta a los síntomas del parto, más aún lo sería para las mujeres nómadas de la Prehistoria, para las que podía ser una cuestión de vida o muerte. ¿Se concebirían, prepararían y decorarían los cuatro colgantes de Altamira para llevar ese recuento? ¿Habrán sido, efectivamente, las mujeres las primeras que, por pura necesidad vital, hayan registrado simbólicamente el pensamiento matemático en la Prehistoria? ¿Se encontrarán pronto nuevas piezas que zanjen la cuestión definitivamente?

Pues bien, esta es otra de las líneas de investigación que González Redondo, quien se formó como matemático en la Universidad de Cantabria, viene realizando desde hace más de veinte años con el título “Altamira es nombre de mujer … y Matemática, también”.

 

·       Francisco A. González Redondo Licenciado en CC. Matemáticas (Universidad de Cantabria), Especialista Universitario en Historia de la Matemática (UCM), Doctor en Filosofía (UCM), Doctor en Matemáticas (UPM). Profesor Titular de Historia de la Ciencia en la Facultad de Educación, de la Universidad Complutense de Madrid. Ha escrito/coordinado más de 20 libros y más de 200 artículos/capítulos de libro. Ha comisariado más de 70 exposiciones, participado en más de 120 programas de radio e impartido más de 350 conferencias y seminarios en Alemania, Dinamarca, España, Italia, México, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza.

Esperamos verte pronto en el Experto Universitario en Liderazgo Consciente en un mundo digitalizado. Entorno marítimo y aéreo. #liderazgoconsciente #mujeres #torresquevedo #digitalización #emprendimiento #internacional #geniouniversal #ciencia #inventions #universidadcantabria #complutense #humanity

 

Una nueva forma de Liderar, Hoy es Posible.

Buena Proa!